SABER DELEGAR: CLAVES PARA EL ÉXITO
Muchas veces pensamos que como nosotros nadie hará el trabajo. Y en cierta manera es verdad. Cada persona le aporta su estilo, su propia dinámica, su sistema y su orden, por lo que el miedo a que no sea exactamente igual a como queremos es una amenaza lógica. Sin embargo, este supuesto miedo conlleva el peor de los augurios, si no puedes confiar, es muy difícil crecer en los negocios y menos aún expandirse ¿y cuál es el resultado? Estancarse.
Si un empresario quiere avanzar, solo hay una única forma: delegar.
Y es que se parte de un razonamiento lógico, pero erróneo, queremos que las cosas se hagan de una manera porque creemos que esa es la óptima pero, ¿y si hay otras formas de hacer las cosas, incluso mejor? Nos estamos limitando si pretendemos que solo haya una forma de hacer las cosas correctamente.
Muchas tareas pueden delegarse a personas que no lo harán de la misma manera que nosotros, es muy probablemente, pero seguramente, al final, tendrán el mismo resultado. Y si se tiene el mismo resultado…Todas y cada una de esas cosas deben ser delegadas.
Aquí viene la contraprestación. Hay que invertir tiempo cuando delegamos en enseñar: qué hacer y cómo hacerlo, buscando que las personas a tu alrededor se sientan seguras y capacitadas; si no es así será un doble esfuerzo, el de la persona y el nuestro, al revisar y querer encontrar fallos. Hay que evitar ejercer un liderazgo autocrático, un buen líder motiva y ayuda. Por esto, asegúrate de que la persona entienda el proceso de cómo hacerlo y establece una fecha para que se termine o presenten progresos.
Por último, no caigamos el error de delegar y después olvidar, la persona que delega sigue siendo la responsable final del trabajo resultante.
Por tanto, al delegar se asignan tareas a nuestro equipo con el objetivo de ser más productivos, todos estamos en el mismo barco, porque cuanto más implicados estemos el éxito está asegurado.
Rodéate de los mejores y delega en ellos
Ronald W. Reagan