ABRIR UNA FRANQUICIA: 3 MOTIVOS POR LOS QUE DEBERÍAS PLANTEÁRTELO

ABRIR UNA FRANQUICIA: 3 MOTIVOS POR LOS QUE DEBERÍAS PLANTEÁRTELO

 

Abrir una franquicia es una decisión que te puede cambiar la vida, nos referimos a la profesional. Las razones por las que tomar esta decisión puede encaminarte a conseguir el éxito empresarial son muchas y en este artículo te contamos todas ellas para que hagas tus números y comiences la búsqueda de sector, marca y local.

 

Primer motivo y más evidente: La franquicia es un negocio de éxito probado

Cuando decides abrir una franquicia, no puedes olvidar que estás abriendo un negocio que casi con total garantía va a funcionar. ¿Por qué? Porque el franquiciador ha creado un concepto, lo ha probado y el resultado de ese testeo ha sido más que satisfactorio a lo largo del tiempo. Estás comprando un modelo de negocio más que experimentado que reduce al mínimo el riesgo y que, además, apenas te costará poner en marcha.

Es en este punto en el que tenemos que hablar del Know-How. Si estás inmerso en el sector de las franquicias o llevas tiempo planteándote abrir una, habrás escuchado hablar de este concepto en reiteradas ocasiones. Pero, ¿qué es exactamente el “Know-How” o “Saber Hacer” de una marca? Este término hace alusión al conocimiento que ha adquirido el franquiciador en el proceso del desarrollo de su actividad y que se ha convertido precisamente en el manual de instrucciones para conseguir los resultados que lo convierten en un negocio exitoso.

Por este motivo, abrir una franquicia no es abrir una tienda, restaurante, oficina…cualquiera, es abrir un negocio que tanto el franquiciador como el franquiciado saben que ¡funciona!

 

Segundo motivo pero no menos importante: la franquicia es un negocio reconocido

Es innegable que la presencia de un negocio en varias localizaciones refuerza el impacto del mismo en el mercado. Cuando una marca ofrece un buen servicio o producto, una buena experiencia de compra, una buena atención, etc. es fácil que el consumidor confíe una y otra vez en ella. Esto hace además que la atracción de otros clientes sea mucho más fácil.

En esta misma línea, hay que tener en cuenta que las franquicias destinan gran parte de sus recursos económicos en promocionar su marca. Así, nos encontramos constantemente con anuncios publicitarios en distintos medios y formatos con promociones, novedades, etc. de los que se benefician toda la cadena. Por este motivo, algunas de las franquicias cobran un canon de publicidad a sus franquiciados que suele ser un pequeñísimo porcentaje de la facturación o bien una pequeña cantidad fija mensual.

En cualquier caso no hay que ver nunca el pago de este canon como un gasto adicional sino como una inversión que tarde o temprano tendrá su retorno.

 

Tercer motivo y, muchas veces, el más decisivo: al abrir una te beneficias de economía de escala

A la hora de poner un negocio en marcha, necesitas invertir en la implantación del software, la creación de la imagen de la marca, la compra de stock… todo ello supone un gran desembolso económico que, además, va asociado a un mayor riesgo a la hora de recuperar lo invertido.

Pertenecer a una cadena franquiciadora te permite en este sentido disfrutar de ventajas tales como contar con soporte técnico y formación continuada, con una central de compras que abarata considerablemente los gastos de reposición de stock, con ayudas a la financiación y, en definitiva, con el respaldo de una marca que te va a ofrecer asistencia siempre que así la necesites. Que los franquiciados se beneficien de una economía de escala que le permita abaratar los costes hacen de la idea de abrir una franquicia una opción más que rentable.

Hablando de inversión, cabe destacar también que aunque en ocasiones nos veamos atraídos por la franquicia más económica, no está de más comparar distintas opciones dentro de un mismo sector para valorar qué nos ofrecen todas ellas dentro de la inversión establecida.

Todos estos motivos hacen del hecho de abrir una franquicia, una opción más que atractiva para emprender o invertir con la garantía de estar tomando una decisión que, si bien complicada, no implica los grandes riesgos derivados de cualquier otra decisión empresarial.